Los niños con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) sufren principalmente sus consecuencias en el entorno educativo por la exigencia de atención y concentración. También en el contexto social, a veces tienen dificultades en las relaciones sociales (quieren ser aceptados por el grupo, son más propensos a adoptar conductas de riesgo, etc.)

En esta época, en verano, los niños con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) van a seguir necesitando una rutina. Es importante gestionar su tiempo de forma que no pierdan los hábitos y las rutinas. No dejarles no hacer nada. Quintero afirma que «cuando un niño sin TDAH vuelve al colegio hay un pequeño esfuerzo de adaptación al cambio de ritmo, pero si padecen déficit de atención e hiperactividad los obstáculos son mayores». Este «pequeño esfuerzo de adaptación», en los niños con TDAH puede traducirse en varias semanas al inicio de curso. Por este motivo, es crucial que su verano esté más o menos estructurado con actividades de lectura, deportes, jugar con otros niños, un campamento de verano etc. En definitiva, se trata de mantener al niño activo cognitivamente.

Además, en los casos de niños con  Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), hay un riesgo extra si dejamos totalmente libre y desestructurado su tiempo de vacaciones. Ya hemos comentado en otras entradas que los niños con TDAH muestran un mayor riesgo, sobre todo durante la adolescencia, de «caer» en la ingesta de alcohol y drogas. Especialmente en verano, es posible que su círculo de amistades se amplíe y es durante la adolescencia cuando suele existir ese primer contacto con otros chicos que beben o fuman. Los adolescentes con TDAH tienen un mayor índice de riesgo de adoptar estas conductas por su impulsividad e inquietud. Ante esta posible situación es imprescindible que los padres controlen y limiten, dentro de sus posibilidades, las actividades y compañías de sus hijos.

En estos casos, niños adolescentes con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es muy conveniente proponer un campamento de verano, con actividades que le gusten, como por ejemplo un campamento de baloncesto si le gusta ese deporte. Es un lugar idóneo por la estructuración del tiempo y las rutinas, además de monitores que controlan el comportamiento de los chicos en todo momento. Al mismo tiempo, ellos disfrutan, aprenden cosas nuevas (es importante que vean que aprender puede ser divertido y diferente)  y se relacionan con chicos y chicas de su edad.

A medida que se acerca el final del verano, es importante que la estructuración de tiempo/horarios y tareas se vuelva más rígida, de forma que vayamos incorporando una rutina más parecida a la que tendrá cuando empiece el nuevo curso.

Quintero: Lo importante es que «no pase de estar en bañador y chancletas al aula, porque es un cambio muy brusco, y si a un niño sin trastorno TDAH le cuesta un mundo, a ellos les va a costar un mundo y medio».