Hoy vamos a proporcionar unas pautas para intentar, en la medida de lo posible, prevenir las Dislalias de nuestros hijos y que su habla sea más inteligible.

Antes de comenzar con estas pautas, vamos a definir lo que es una Dislalia, sin extendernos en sus tipos. Las Dislalias son alteraciones en la articulación de algún o algunos fonemas bien por ausencia o alteración de sonidos concretos o por la sustitución de unos sonidos por otros, de forma improcedente, en personas que no muestran patologías del sistema nervioso central, ni en los órganos fonoarticulatorios a nivel anatómico.

Las Dislalias se producen normalmente a lo largo del desarrollo del lenguaje del niño (hasta los 6 años) y están consideradas una de las consultas logopédicas más habituales, menos graves y con mejores resultados con el tratamiento adecuado y personalizado. Las Dislalias infantiles que no son tratadas adecuadamente por el Logopeda, pueden hacerse persistentes y llegar a padecerse durante la vida adulta. Además, en los casos en que las Dislalias no se corrigen antes de que los niños comiencen el proceso de lectoescritura pueden interferir es su aprendizaje lector y afectar a la comprensión de oraciones y textos. De estos problemas pueden derivarse otros como es el fracaso escolar o una baja autoestima del niño.

Pero antes de que se produzcan estas Dislalias y se fijen como patrones de articulación incorrecta, ¿podemos desde casa prevenir las Dislalias de nuestros hijos?.

Desde casa debemos:

  • Enseñar y fomentar un patrón respiratorio adecuado (nasal) y mantener a nuestro pediatra informado si nuestro hijo presenta catarros recurrentes o infección de oídos.
  • Es importante la retirada del chupete y biberón antes de los 24 meses e introducir una dieta sólida que desarrolle un patrón masticatorio correcto y ayude a la musculatura orofacial a tener un tono y desarrollo adecuado.
  • Podemos realizar actividades y ejercicios que ayuden al desarrollo del aparato fonador, trabajando el soplo, la succión, practicando diferentes sonidos (onomatopeyas), etc.
  • Ofrecer a nuestro hijo siempre un modelo correcto de habla, con una articulación clara y una estructura oracional simple, pero no infantil (no utilizar un habla infantilizada, ni habla silábica, etc).
  • Aprovechar los cuentos, las canciones y el tiempo de juego para que, de forma lúdica, escuche, practique y aprenda nuevos sonidos, nuevas palabras y pueda imitar vuestro habla y experimentar.