Los daños cerebrales en un Ictus van a variar dependiendo sobre todo del hemisferio cerebral y la región del mismo donde se produzca, ya que cada parte del cerebro realiza funciones específicas.

Como ya hemos dicho en otras entradas, el Ictus es la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres. Más del 80% de los casos de Ictus son isquémicos, es decir, se producen cuando existe una falta de flujo sanguíneo porque un vaso cerebral es obstruido (trombosis). Esa falta de riego sanguíneo a una zona cerebral específica produce la muerte neuronal por falta de oxígeno y es la causa de los daños cerebrales y secuelas posteriores. El tiempo es un factor clave para minimizar los daños cerebrales en un Ictus.

Sin embargo, los daños en un Ictus no dependen sólo del tiempo, también varían según el hemisferio y la zona cerebral en la que se producen.

En general, el hemisferio izquierdo se encarga del lenguaje escrito y hablado, de la lógica, la capacidad numérica y del control motor del lado derecho del cuerpo entre otras funciones. Por lo que si se produce un infarto cerebral en este hemisferio, aparecerán alteraciones en estas capacidades y en la movilidad del lado derecho del cuerpo.

De igual modo, cuando el Ictus afecta al hemisferio derecho, aparecerán secuelas en el control del lado izquierdo del cuerpo, alteraciones en la percepción espacial, de tipo emocional, en la sensibilidad artística, en la imaginación, etc.

Además del hemisferio, podemos identificar más concretamente los daños en un Ictus si nos fijamos en la región cerebral infartada. Alteraciones o secuelas producidas según el lóbulo cerebral:

– Lóbulo frontal: al ser el lóbulo más grande, se producen daños en el movimiento, la memoria, las emociones, la inteligencia y en el comportamiento.

– Lóbulo parietal: aparecerán alteraciones en el lenguaje, la lectura, la inteligencia, el pensamiento abstracto y el reconocimiento de las sensaciones.

– Lóbulo occipital: daños en la visión, problemas en el reconocimiento de imágenes visuales.

– Lóbulo temporal: situado cerca de la oreja, una lesión en esta zona afecta a la audición, el lenguaje y en ocasiones a la visión.

 

Cuando el Ictus se produce en el cerebelo, la persona presentará alteraciones en la coordinación motora y el equilibrio, pudiendo quedar su marcha y movimientos voluntarios muy afectados.

Las consecuencias más graves se producen cuando los daños causados por un Ictus se producen en el tronco cerebral. Al dañar estructuras que regulan la respiración, la presión sanguínea y la temperatura corporal, se produce un estado de coma o la muerte súbita de la persona.